HAWORTH, CONDADO DE YORK (OESTE)
A mi querido y soñado cementerio inglés
lo hallé entre la iglesia y la casa Brontë,
condado de Yorkshire, en el pueblo de Haworth.
Era una tarde de invierno extraña y fría
a un lado, la iglesia de luz dorada
con su vieja torre, solemne y vertical,
engalanada de boda y melodías
con kilt y gaita de tierras altas.
Vi novios vitales y alegres
corriendo senderos de nieve.
Bajo un manto de niebla, de risas y prisas
surgió fantasmal y melancólico el cementerio.
Retuve la secuencia en mi memoria
y a la luz de una farola abúlica y mortecina
le puse el nombre que quise al Haworth Cemetery
por una querencia del lugar, en un gesto para honrar
le llamé Greenstone que es piedra verde.
Al otro lado, busqué a los inquilinos de la casa,
pieza de museo tan severa y austera.
Al principio, sólo percibí la fragilidad de los otros
con sus nombres y maneras de Brontës delicados.
Interpretes de una vida sin savia y sin vigor que se ausentó:
Maria, Elizabeth, Bramwell, Anne, todos Brontë.
Fue a través de Emily y sus Cumbres borrascosas
y la Jane Eyre de Charlotte, Charlotte Brontë,
que se consumó el hechizo,
prodigio de ensueño y fascinación
De aquella manera, Haworth abajo, Haworth arriba
empinadas las calles y tremenda la piedra,
aun pasmada de frío, me agradó vagabundear
demorarme en buscar un rincón caldeado
donde sirvieran sopa y un trozo de bread
whiskey del bueno o una taza
siempre caliente de te
Kova d Onga 2009 february
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