La humanidad significa consideración por la existencia y por la felicidad de cada uno de los seres humanos. A, Schweitzer

Humanity means consideration for the existence and the happiness of each human being.


martes, 24 de diciembre de 2013

la razón poética zambraniana…


En esta hora, María Zambrano, me zambullo en  Delirio y Destino… 
Días atrás vagaba entusiasmada por la preciosa y cálida biblioteca de Vegadeo, donde el bibliotecario localizó tu novela. Mi rediviva Casa de Cultura, hoy al otro lado del pueblo, salvaguardada del río verde de mi infancia; aquel que, enfurecidamente turbio, se llevó con un golpe de agua nuestra endeble Casa de Cultura en una de sus inconmensurables riadas. En aquella época los anaqueles de nuestra biblioteca pública no exhibían tus trabajos…
Mientras el otro día acariciaba los tomos y acercaba mi nariz para embriagarme con el aroma que sus hojas contenían, perfumadas madererías de los árboles talados y en cierto modo encumbrados hacia la luz, fue invadiéndome tu presencia. Intuía la cercanía de tu voz, y tu sonoro apellido; palabras que se precipitaban en mi corazón, como un latido imperioso, como un viento liberador. Dejé volar la imaginación: Zambrano, Zambrano, Zambrano… Como una campana de bronce, nítida y rotunda; con su badajo reluciente, luminoso, dorado, pulido… Tocando a rebato.

Recojo tus palabras, como hojas desparramadas por el viento y las reúno con calma construyendo un lecho crujiente y cálido a resguardo del vendaval. Tan solo una benevolente y plácida brisa las remueve y nos permite escuchar el canto de la hojarasca, cosecha cargada de memoria viva, lúcida.


Transcribo tus palabras

¿Y es nuestra entonces, parte de nosotros esa sombra en que todo anda envuelto, esa opacidad en que las cosas y las personas se retiran como defendiéndose?

…Una de las funciones vitales del pensamiento es hacer respirable el ambiente, librar a los seres humanos de la asfixia, que proviene de la falta de espacio interior, cuando la conciencia se llena de sombras, de incertidumbre, cuando la sombra de los demás y la nuestra misma ha hecho demasiado opaco ese nuestro interior que es el primer espacio en que nos movemos y somos.
Y cuando así dispuestos vamos a tratar con el prójimo que anda en parejo estado, entonces convivir es simplemente imposible y el vivir por ende también.
Y así sucede que el pensamiento se hace sangre; entra en la sangre y le obliga a derramarse, porque no se le puede negar simplemente.
No se puede negar el pensamiento que nos hace vivir, que nos crea un espacio donde respirar, un horizonte donde nuestra vida, hasta la más personal, entra a formar parte de la realidad, se encuentra con las vidas de los demás, se articula con ellas. No lo podemos negar, ni aun queriendo.

Despertar es renacer cada día.
Y ya la luz nos aguarda. Ya está ahí comenzada, la historia que haya que proseguir.
Despertar es entrar en un sueño ya en marcha, venir desde el desierto puro del olvido y entrar, lo primero, en nuestro propio cuerpo, recordarlo sin rencor, entrar a habitarlo y recuperar nuestra alma, con su memoria y nuestra vida con su quehacer. Entrar como en un capullo tejido por innumerables gusanos afanosos; retomar nuestro hielo en el capullo fabricado incansablemente por el gusano-hombre hacedor de ensueños que se objetivan, fabricador de historia.




… construir la vida española que viene arrastrándose desde siglos de inercia



…Y los hombres del 98 fueron meditadores, antes que por el contenido de su obra, por la actitud.
Nace y se intensifica la meditación sobre España porque España es conflicto.



Y dice Zambrano:

Y España en aquella hora de 1929 no podía negar por más tiempo el pensamiento que sobre ella se había ido vertiendo. España, que ha tenido sangre en demasía, exceso de sangre. El pensamiento que la devolvía la respiración había ido tomando aliento al par en obras y en palabras. En pocos lugares del planeta el pensamiento se hace vida tan rápidamente como en España, porque brota de la vida y apenas nos está permitido lujo alguno de abstracción. Diríase que una creencia fundamental no explicita limita el vuelo del pensamiento entre españoles. Hemos pensado sobriamente siempre; quizá esa nuestra proverbial “sobriedad”, nuestro ascetismo, pensar por pensar, no está bien visto en España.

Había sido un irrumpir luminoso éste de la poesía. Juan Ramón Jiménez la había anunciado, pero a la misma poesía de Juan Ramón Jiménez se la sintió más claramente cuando aparecieron los poetas jóvenes: García Lorca y, en seguida como la estrella gemela, Rafael Alberti. ¡Que alegría pura, como del alba! Cuando apareció “Marinero en Tierra” premiado al mismo tiempo con el Premio Nacional de Literatura que un libro de Gerardo Diego. Y Jorge Guillén y Pedro Salinas -“Entrada en Sevilla”- en prosa publicada en los primeros números de “Revista de Occidente”, tan clara, tan nítida, tan precisa. El idioma castellano se adelgazaba, se convertía en cristal y dejaba ver sus puras entrañas; ¡qué idioma tan bien nacido! Y el alba del idioma alumbró otra vez, traído por Rafael Alberti en “La Amante”, tan frágiles cancioncillas, y en el contenido misterio de Emilio Prados, poeta del desvelo y la memoria y en Luís Cernuda, de quien solo conocía una referencia leída en un artículo de un ilustre escritor en “El Sol” de Madrid, en el esplendor transparente como una gruta de fantásticas estalactitas de Aleixandre.

“El Gallo Crisis” que “en lugar de acallar hacía resonar las voces ya ahí hacía tiempo, como las de Miguel de Unamuno y Antonio Machado… poetas de la pureza ancestral de España y del verbo castellano, mantenedores de la perenne virginidad de la temible España.”

Poesía, palabra brotando pura de la caverna de España, allí donde comenzó la vida, el primer latido, memoria y olvido, saber hecho de olvido y de adivinación. Conciencia sin juicio, inocente justicia como es siempre la poesía no-voluntaria, la que nace en obediencia a la hora histórica, no a la enajenación “personal”, lujo cultivado de unos cuantos.

Poesía que es inocente justicia, como lo es el alba…