Tenía siete años cuando la riada de Vegadeo, fue a mediados de septiembre del año 1969, xa choveu...
Le escribía hace un momento a una amiga de la infancia, vecina de Vegadeo, como yo en aquella época, pues le contaba - mientras rememoraba aquellos días aciagos -que para nosotras, tan pequenías, supuso un acontecimiento extraordinario en nuestras vidas.
Recuerdo con gran detalle lo sucedido, vivía en la Abraira, en la casa de mis abuelos paternos y desde mi privilegiada atalaya, una ventana del desván, pude ver como aquel río verde y dulce que amaba se había transformado en un extraño, violento y embarrado; lleno de rabia se tragaba enseres, arrastraba animales y se desplazaba a gran velocidad.
Mi inocencia, mi inconsciencia no me permitía mas que contemplar alucinada aquel espectáculo inesperado. Y allí seguí confinada en mi torre de marfil dejando pasar el tiempo, aquella visión extraordinaria me tenía fascinada.
Días después, me permitieron ir a la Vega y vi las tiendas de Toni con grandes baldes a la entrada, repletos de mercancía dañada y mucho barro. Me llamaron poderosamente la atención los carteles con los precios, por una peseta podías comprar un montón de juguetes que estaban empapados o pastillas de jabón.
Los rostros de los mayores se veían cansados, crispados; me quedó grabado el gesto de una mujer sujetándose la cara con ambas manos, la conocía, era una señora que tenía una sonrisa preciosa, me solía tomar el pelo cuando iba a comprar a su tienda. Estaba delante de mi y no me veía, hacía esfuerzos para no llorar. Estaba tan triste...
Me sentía muy confusa con todo lo que percibía a mi alrededor, los mayores parecían tener miedo. No sabia que decir, ni que hacer. Yo también me puse triste.
Cuando llegué a la altura del Ayuntamiento y comprobé con mis propios ojos que había desaparecido la Cultural comprendí que algo terrible e inexplicable estaba viviendo.
Como podía desaparecer un gigante de piedra que albergaba pasillos, mesas, libros, escaleras. El Suarón se había vuelto tan turbio y tan furioso hasta el punto de tragárselo? El ogro de los cuentos...
Era difícil de entender, el río era mi cómplice, nos encontrábamos libres y felices en el Soutón
Yo era una niña dueña de una exuberante imaginación, pero aquellos eventos superaban cualquiera de mis extravagantes fantasías.
Vegadeo fue declarada zona catastrófica.
Mis amigos y yo nos manchamos de barro más de la cuenta en aquellos días, volvimos al parque a jugar y nos asomamos muchas veces al borde del río a contemplar las grandes piedras, los restos de La Casa de Cultura.
Estamos en el 2010...choveu abondo outra vez, A Veiga vuelve a estar bajo el agua, hasta el Monjardín se sublevó y para más desgracia hay muertos.
Acaso las cosas no han cambiado, cómo es posible que esto haya vuelto a suceder?
Algo habrá que hacer para evitar estos desastres, es nuestra responsabilidad y nuestro derecho como ciudadanos estar informados y exigir a nuestros representantes políticos que actúen con rigor, que cumplan las leyes.
Dice Miguel Cancio, veigueño para más señas, - transcribo sus palabras :
“En las zonas afectadas hay bastante indignación, no solo por la mala movilización de los responsables de las riadas, sino por la reciente, deficiente e incompleta canalización del río Suarón. Decimos incompleta y deficiente, pues, no hace mucho se produjeron inundaciones en la zona de Piantón y que forzaron a mejorar la reciente canalización. Sin embargo, todo lo programado en torno al río Suarón, no solo no ha evitado la catástrofe sino que esta, con relación a la inundación del año 1969, ha provocado dos muertes. Los vecinos se vienen quejando dado que tras la canalización del Suarón se produjo la riada de la zona de Piantón y, además, el agua entra por las alcantarillas, por los desagües. En Vegadeo, además, no se tratan las aguas residuales y que vierten a los ríos.”
Todo el articulo en:
http://blogs.periodistadigital.com/opinion.php/2010/06/15/inundaciones-en-vegadeo-asturias-y-galic
Hola Kova.
ResponderEliminarComparto muchos de tus recuerdos de la riada del 69, el pueblo embarrado, baldes en Toni con jabones medio deshechos, la enciclopedia Espasa de la Cultural que se salvó pero conservó para siempre las huellas de la riada y que me sacó de algún apuro preparando trabajos para el liceo. Y también la pesadumbre en la cara de los vecinos y la sensación infantil de que algo muy grave había pasado.
Gracias por las fotos de aquella riada, aunque pertenecen a un momento desagradable no dejan de ser imágenes que recuperamos para la memoria de los niños que éramos...