Dedicado a Aquiles, Achille Formis, poeta y pintor.
Con admiración y en recuerdo a Pablo Neruda
SILABAS DE OREGANO
Sílabas de orégano
matizadas por una voz,
labios de albahaca
que se despiden.
No las dejé marchar del todo
se quedaron,
se hospedaron
en el aire de mi memoria
Días después, un tren,
parada en Oxford.
Atenta y algo inquieta,
por el parco y exótico
inglés que derrochaba,
esperé ante tu puerta.
Abrió una joven morena,
hermosa italiana, Michaela,
que me anunció
graciosamente festiva
Pasé a una estancia
rodeada de muros de luz
y vanos volcados en verdor
Entonces escuché tu voz,
la misma voz,
que me llamaba
Recorrí una nube en zigzag,
un pasillo claro
espacios y colores.
De izquierda a derecha
de derecha a izquierda,
de frente y al fondo,
el Final
¡La cuccina!
segunda a la derecha
Allí estabas,
bellísima la sonrisa
en tus labios y en tus ojos
Y tu casa llena de aromas,
de sopa y de luz
de rojo y de verde,
azul y azul
Me armé un lío
con la silla y tus piernas
Vacilante y fascinada
reprimí una sonrisa
que se me dibujaba dentro
y tu, divertido,
sonreías conmigo
Y ya mi voz no paró
navegó insensata
por todos los rincones
Y tú, cerca,
con tu voz, con tus labios,
tu sonrisa de albahaca.
El recuerdo de tu voz
hilvana y armoniza
mis sílabas cantoras,
sílabas de orégano
Tu hermosa voz Aquiles
Tu voz de poeta
Aquiles, un bell´uomo
HOY RECORDE
Temprano te ausentaste
partiste en la madrugada
Tu voz entró en mi cuerpo
en una visión de hielo
Imaginé detenerte
demorar la partida
Volverme hacia a ti
y atajar el vértigo imparable,
del inexorable viaje
que ya nos separaba
De mi amor oculto y ausente
no quise hablarte
Palabras azules como tesoros
hilvanadas en la intimidad,
ofrendas a tu hermosura
elaboradas con fiebre y sigilo,
saltaron en pedazos
cuando presentí tu muerte
Obstinada y sin tregua
la razón se hizo oscura
Mi cuerpo cerrado
fue un grito
Pasó el tiempo,
hoy he podido
recordar aquel día
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