Una querencia tengo por tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.
De “El rayo que no cesa” 1935
"Los críticos han especulado sobre los orígenes literarios de El rayo que no cesa hasta llenarlo de tópicos, lo han emparentado con Jorge Manrique, Quevedo, Garcilaso, Góngora e incluso con otros poetas áureos: Boscán o Baltasar Alcázar. Todos los poemas amorosos se remontan a la obra: Ars amandi del poeta latino Ovidio."
"El llamado «amor cortés», es la vida amorosa de los siglos XII y Edad Media, que gravita en el servicio permanente a la amada de la literatura medieval -véase los libros de caballería: Amadís de Gaula y El Quijote-. ... es amar por amar, ...lo que se llamó dulce mal de amor, un amor sin útero, es el amor por las emociones."
"Fue desarrollado en la Divina Comedia (1307) Dante Aligghieri, o en los sonetos de Petrarca, que influenciaron en Juan Boscán o Garcilaso, hasta en la forma italianizante: soneto endecasílabo."
"Miguel en El rayo..., rompe con la poseía ascética gongorina de Perito en lunas, y busca un estilo amoroso-erótico incluso más allá de los sonetos que escribiera para Imagen de tu huella (1935) o El silbo, que son bucólicos como «Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos». Porque en El rayo es donde evidentemente experimenta una huida de su yo más íntimo, hacia imágenes carnales sin símbolos ambivalentes y referencias con menos metáforas crípticas gongorinas, porque va buscando y encontrando el hallazgo de sus propias palabras consecuente con la percepción experimentada del poeta durante el año de crisis personal de 1935."
SIMBOLOGIA SECRETA DE EL RAYO QUE NO CESA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
RAMÓN FERNÁNDEZ PALMERAL
Después Del Amor
No pudimos ser. La tierra
no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.
Un pie se acerca a lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio y nutrido.
El amor, pálido y solo.
Cansado de odiar, te amo.
Cansado de amar, te odio.
Llueve tiempo, llueve tiempo.
Y un día triste entre todos,
triste por toda la tierra,
triste desde mí hasta el lobo,
dormimos y despertamos
con un tigre entre los ojos.
Piedras, hombres como piedras,
duros y plenos de encono,
chocan en el aire, donde
chocan las piedras de pronto.
Soledades que hoy rechazan
y ayer juntaban sus rostros.
Soledades que en el beso
guardan el rugido sordo.
Soledades para siempre.
Soledades sin apoyo.
Cuerpos como un mar voraz,
entrechocado, furioso.
Solitariamente atados
por el amor, por el odio.
Por las venas surgen hombres,
cruzan las ciudades, torvos.
En el corazón arraiga
solitariamente todo.
Huellas sin compaña quedan
como en el agua, en el fondo.
Sólo una voz, a lo lejos,
siempre a lo lejos la oigo,
acompaña y hace ir
igual que el cuello a los hombros.
Sólo una voz me arrebata
este armazón espinoso
de vello retrocedido
y erizado que me pongo.
Los secos vientos no pueden
secar los mares jugosos.
Y el corazón permanece
fresco en su cárcel de agosto
porque esa voz es el arma
más tierna de los arroyos:
«Miguel: me acuerdo de ti
después del sol y del polvo,
antes de la misma luna,
tumba de un sueño amoroso».
Amor: aleja mi ser
de sus primeros escombros,
y edificándome, dicta
una verdad como un soplo.
Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, todo.
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero.
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.
De los últimos poemas dice Andrés Sorel,
"El dolor, sublimado, puede convertirse en el amor más íntimo. Miguel vuelve a los clásicos, ahora decantados, al misticismo alejado de la retórica y los falsos conceptos hagiográficos..."
"Todo amor. Todo poesía. Soneto igual a perfección. Desde hijos de la luz y de la sombra hasta eterna sombra, uno de los caminos más perfectos de nuestra poesía actual"
MIGUEL HERNÁNDEZ ESCRITOR Y POETA DE LA REVOLUCIÓN
ANDRÉS SOLER
ZERO. COLECCIÓN "LEE Y DISCUTE"
MADRID, OCTUBRE DE 1976
Sonreir con la alegre tristeza del olivo;
esperar, no cansarse de esperar la alegría.
Sonriamos, doremos la luz de cada día
en esta alegre y triste vanidad de ser vivo.
Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo
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