LA QUE HILA Y CAVILA
CAVILA E HILA
CANTA, BAILA, MECE…
Cavilar con insistencia y cierta dosis de preocupación es algo que hemos ido perfeccionando las mujeres
Hoy he puesto título a mis pensamientos: La perversión de las elites y la dispersión de los pueblos y para explicarme con más claridad voy a hablar de las colas, las colas que me alteran que me alertan.
Hacemos colas en casi todas los espacios y situaciones vitales que precisamos. Interminables colas que me remiten a otras colas, las de racionamiento, que marchitaron y silenciaron el corazón y la razón de nuestras abuelas y madres.
No sabemos con exactitud lo que andamos buscando, de modo que perduramos en la fila. A lo largo del día tendremos sobredosis de colas.
Hay colas en el INEM, en los Centros de Salud, en la parada del autobús; hay interminables listas de espera en los hospitales; hay colas en los kioskos para comprar gominolas y cocacolas a las adiposas e hiperactivas criaturas que estamos engendrando. Hay colas de risotadas en los Macdonald´s, Burger King y frente a los mostradores de palomitas, antesala de los multicines horribilis Colas en los estancos para comprar picadura, también se forman colas en las gasolineras. Colas en los aeropuertos y en los museos Se forman largas colas en las farmacias de guardia y en las tiendas de prestamistas… Un espectáculo sobrecogedor.
Si, formamos filas infinitamente estremecedoras frente a las cajas registradoras de las grandes y perniciosas superficies, donde nuestros bolsos y carteras tratan de contener la nausea, para luego, inevitablemente, vomitar un aluvión de tarjetas donde sobresale una visa con crédito suficiente para llevarnos a casa la ración de tóxicos enlatada, plastificada e hiper-rebajada.
También hay colas en los cajeros. Cajeros que proliferan encajados en las fachadas tendiendo celadas y doblegando voluntades. Mientras esto ocurre, las impúdicas cámaras de seguridad espían todas nuestras miserias. Y en una lúcida milésima de segundo comprendemos que la entidad en la que depositamos nuestros pequeños ahorros es quien nos está pegando el infame sablazo.
Otras colas a considerar son las de telefonía donde proliferan la alienación, la idiotez, la ignorancia, el maltrato y el miedo. A través del hilo telefónico surgen voces extrañas y adversas, voces que han suplantado a las nuestras, las humanas: con sus errores, sus emociones, su mayor o menor profesionalidad, creatividad y capacidad de decisión, de empatía, de HUMANIDAD.
Incluso hay listas especialmente diseñadas para la mujer. Listas y colas para realizar mamografías y mastectomías, también citologías e histerectomías. Además, todavía hay citaciones para terapia hormonal y medicación antidepresiva en la menopausia… Acaso la menopausia es una enfermedad? - pregunto
Hay muchas personas que salen aturdidas de la consulta del médico con una interminable lista de medicamentos y se dirigen a la farmacia de su barrio donde se forma una cola de gente con una lista individual de medicamentos; luego l@s farmacéutic@s hacen listas para los grandes laboratorios y fabricantes de medicamentos y así ad infinitum
También existen colas y listas de nueva generación: promociones de diplomad@s y licenciad@s caracterizadas por su desmesurada especialización, con escasa preparación, exigua cultura y ninguna experiencia, que pasan a engrosar las listas y las filas del paro.
Las humanas elites actúan: crean las colas y diseñan las listas para entretenerse y experimentar, para desorientar a la gente corriente.
Las humanas elites, investigan y perfeccionan el horror.
fotografías obtenidas en la red
La mujer aquí y en todos los rincones del planeta conoce y soporta esta degradación.
La mujer, que en muchas ocasiones es madre y compañera, es continente de vida, sabiduría.
La esperanza del cambio esencial es la clave, patrón rítmico de una danza próspera y luminosa que hemos de ensayar y compartir.
EL CÍRCULO DE LAS MUJERES
La mujer
corro que canta
coro que danza
símbolo de poder invulnerable,
constante.
El amor a la vida, a la madre
la sabiduría de la luz aguarda
la lengua de la dignidad enseña a fluir en paz.
Las mujeres fluimos,
madres del río…
¡Vivan las mujeres!
¡Vivan!, y mueran las colas.
ResponderEliminarUn dulce y poderoso abrazo las tamaulipecas, que Vivan!!!
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