dedicado a Soraida
DOS HERMOSAS CANCIONES DE LA CANTANTE PALESTINA
RIM BANNA
JARCHA MOZÁRABE
Garīdboš, ay yermanēllaš
kómkontenēr-hémewmā´lē,
sīnal-ḥabībnon bibrē´yo:
¿ad obl' iréydemandā´re?
bay-šemioqorasonde mib
Yārabbīšišetornarad
țanmal miodoler al-habīb
Enfermo Ϋedquanšanarad
¿Qué farémamma?
Mioal-habibeštad yana.
ARCO iris de AMINA ALAOUI
El canto de Amina Alaoui me roza y regresa envolviéndome. Atrae la voz de Soraida, instala mi pensamiento en Palestina; mi cuerpo sedente, hierático, aislado en la cocina, Soraida hablando sin parar con sus ojos sonoros posados sobre mi frente , sobre mi alma...
Regreso al cuerpo, me golpean las emociones como piedras negras y no se como espantar la amargura, la tristeza que avanza. Y siento que me corrompe esa ira agazapada que en ocasiones me alcanza...
Contemplo las cacerolas y suspiro largamente: los matices, la caricia en el alma, el arco iris de Amina me llena los ojos de lágrimas. Y lloro como Soraida llora, en la cocina de su casa en Ramallah. Lloro por los hombres y las mujeres que todavía no lloran, para que puedan llorar y laven su dolor y no peleen y no se maten
Llorando, las penas abandonan, se restablece la calma
Miro la mesa, hay velas, un frutero rebosante de delicias, la madera y los ajos, un pequeño cuchillo en mi mano, el mortero... debo imaginar , crear un plato, entregarme a la alquimia que me renueva, herencia de mujer; escuchar el cuerpo y conjurar las emociones dislocadas
Soraida prepara el te o pela las verduras y se pregunta por el sentido de la vida, la paz, el amor, la esperanza...
La contemplo desde el ventanal de mi corazón cuando se viste el vestido, la prenda inefable que la unge y la honra; aquella que la proclama pueblo y cultura; y poder y elegancia y ternura... El atuendo nupcial conjuga todas las artes y conocimientos de Palestina. Entonces, la vida feliz regresa, danza la naturaleza, la humanidad, el universo entero.
En los ojos de Soraida vuelan lágrimas como mariposas inquietas mientras observa su
majestuosa imagen en el espejo de la alcoba.
En mi cocina hay una bandeja con una hermosa calabaza, palmeo alborozada; adivino su brillante aroma con sonrisas color naranja. Que manjar sobre la mesa, en dos cuencos como dos soles una crema de diosas.
Me dispongo a guisar. Consolada entre mujeres, sabiéndome viva, agradeciendo mi techo y mi familia, el amor... elevo, alargo mi voz hasta tocar la frente, los labios, el aire de Soraida; acariciar a su familia, a sus vecinos, a la tierra mutilada. Ruego a los dioses que allá se multiplican les guarden la vida, para que puedan seguir creando la esperanza de gozar su amado país en libertad, en paz.
Amina Alaoui nos canta una antigua letra alojada en el corazón de una jarcha mozárabe, joya que tallaron tres culturas y como un broche cerraba las moaxajas.
Entrecierro los ojos y mis labios sonríen. Cantamos las mujeres: Soraida, Amina, Cova y Rim Banna. Flores de los jardines volvemos a cultivar para cantarle a la tierra, para sanar. Flor de vida, flor de luz que nos invade y nos mejora.