La humanidad significa consideración por la existencia y por la felicidad de cada uno de los seres humanos. A, Schweitzer

Humanity means consideration for the existence and the happiness of each human being.


sábado, 9 de julio de 2011

Con Bélmez hemos topado



EL MAÑANA EFIMERO. Antonio Machado


La España de charanga y pandereta,

cerrado y sacristía,

devota de Frascuelo y de María,

de espíritu burlón y alma inquieta,

ha de tener su marmol y su día,

su infalible mañana y su poeta.

El vano ayer engendrará un mañana

vacío y por ventura pasajero.

Será un joven lechuzo y tarambana,

un sayón con hechuras de bolero,

a la moda de Francia realista

un poco al uso de París pagano

y al estilo de España especialista

en el vicio al alcance de la mano.

Esa España inferior que ora y bosteza,

vieja y tahúr, zaragatera y triste;

esa España inferior que ora y embiste,

cuando se digna usar la cabeza,

aún tendrá luengo parto de varones

amantes de sagradas tradiciones

y de sagradas formas y maneras;

florecerán las barbas apostólicas,

y otras calvas en otras calaveras

brillarán, venerables y católicas.

El vano ayer engendrará un mañana

vacío y ¡por ventura! pasajero,

la sombra de un lechuzo tarambana,

de un sayón con hechuras de bolero;

el vacuo ayer dará un mañana huero.

Como la náusea de un borracho ahíto

de vino malo, un rojo sol corona

de heces turbias las cumbres de granito;

hay un mañana estomagante escrito

en la tarde pragmática y dulzona.

Mas otra España nace,

la España del cincel y de la maza,

con esa eterna juventud que se hace

del pasado macizo de la raza.

Una España implacable y redentora,

España que alborea

con un hacha en la mano vengadora,

España de la rabia y de la idea




http://www.publico.es/ciencias/385156/la-ue-financia-un-centro-sobre-las-caras-de-belmez




UN PUEBLO PINTORESCO

JUAN JOSÉ MILLÁS

El asunto de las caras de Bélmez atraviesa la historia o la historieta de España al modo de un ritornelo. Cuando estamos a punto de desfallecer, porque nos ataca la idea de que el relato de nuestra existencia carece de estructura, acuden en nuestro auxilio las famosas caras, que se repiten como el estribillo de una canción. El estribillo es en un poema lo que la clase media en una sociedad: la argamasa. Con él se articulan las estrofas o los párrafos, en torno a él se nuclean las ideas, pocas o muchas, de un texto que pretende ser poético. La historia de España es poco poética, por eso le va tan bien el tipo de estribillo representado por las caras de Bélmez. Las he visto (en fotografía, claro, me da mucha vergüenza acercarme a Bélmez) y dan la impresión de pertenecer a la España negra. Negras son sus miradas, sus pelos, sus bocas, su nariz. Recuerdan un poco a los protagonistas de Puerto Hurraco. Por eso mismo constituyen el estribillo perfecto para recordarnos quiénes somos, de dónde venimos y, quizá, hacia dónde vamos.
De momento, el Ayuntamiento de Bélmez y la Diputación de Jaén han decidido dedicar en torno a un millón de euros a esas caras negras de la negra historia o historieta de España. Quiere decirse que han visto futuro en ellas, lo que significa que el I+D+i les parece a estos responsables políticos pura filfa en comparación con los beneficios que podría reportar el esoterismo si se invierte en él con inteligencia. De momento han garantizado la inversión. La inteligencia ni está ni se la espera. Un vecino de la localidad decía en el telediario (porque ha sido noticia de telediario) que con ese dinero se podrían tapar muchos «agujeros». Y no se refería a agujeros metafóricos, sino reales. Mejora de las carreteras, por ejemplo. Pero el hombre lo decía con timidez porque su respuesta era una rareza. La mayoría de los vecinos estaban encantados porque las caras, una vez convertida la casa en la que se aparecen en museo, podrían atraer el turismo. Somos un país fascinado con el turismo, no salimos de ahí. Lo malo es que el tipo de turismo que nos gusta es el aficionado a lo pintoresco, lo que nos obliga a ser, sin interrupción, un pueblo pintoresco. En una de éstas, me pongo la boina y viajo a Bélmez.



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